28.1.15

De ilusiones también se malvive, Xavier Guix, Ediciones B, 2014




Xavier Guix siempre juega con las palabras para extraer de ellas el máximo contenido. Así lo hace una vez más en el título de esta nueva obra, que nos remite al dicho popular “De ilusión también se vive”, y nos hace plantearnos de entrada: ¿Vivo o malvivo? ¿Tengo ilusión o alimento meras ilusiones?   
La ilusión, en singular, resulta imprescindible, porque es un cóctel de confianza y alegría que nos anima a zambullirnos en la vida aunque no tengamos todas las certezas. Las ilusiones, en plural, a las que se refiere Xavier Guix son las fantasías que nos creamos, ya sea por incapacidad de soportar la incertidumbre intrínseca de la existencia, ya sea para esquivar quienes somos verdaderamente y lo que ésta nos ofrece. Bien dice él de entrada que el primer estado ilusorio de la mente es el que nos hace creer que tenemos el poder de mandar sobre la realidad. Y en el ejercicio de este poder ilusorio, ¿qué hacemos? Inventarnos mundos y tomar posesión de ellos hasta que un malestar o un conflicto o un serio revés nos indican que no estamos en el lugar que creíamos. Con bisturí certero y a la vez compasivo, Xavier disecciona las creaciones mentales que nos alejan de nuestro ser verdadero, de nuestro cometido y de nuestro presente. Y a continuación, explica las repercusiones que esta huida de la realidad tiene en nuestras vidas y que constituyen un porcentaje muy alto de las consultas a los terapeutas. Avalado por su experiencia como psicólogo y por su trayectoria vital, desgrana estas ilusiones, las desenmascara y nos deja vulnerables y desnudos, sí, pero también- y eso es lo más importante- listos para ir en busca de nuestro ser verdadero.
Como persona que lleva años buscando su verdad y como coach, me ha parecido un texto honesto, profundo, certero y práctico, lleno de preguntas que no sólo nos invitan a reflexionar, sino que nos encaminan a la acción: ¿Quién sería yo si no tuviese esa creencia? ¿Qué está compensando esto en mi vida?  Abundan también las constataciones fruto de la experiencia personal y profesional  del autor que seguramente formulan vivencias  difíciles de reconocer: acaba siendo descorazonador considerar que aquella o aquel con quien nos hemos identificado tanto es un vacío, una pura interpretación de la realidad, no una realidad, pero podemos aprender de ello y transformarlo.
Merece la pena destacar su visión sobre las emociones y en concreto, la necesidad de discernir si pertenecen a este instante o al pasado. Porque las viejas memorias interfieren en nuestras relaciones actuales y pueden llegar a confundirnos mucho si no sabemos detectar su origen y su lugar y no las devolvemos a donde pertenecen. En este sentido, ahí va una perla cuya sutileza daría para otro libro entero: La ‘reescritura de la memoria’ cumple la importante función de permitir el cambio, mientras se mantiene la creencia de que el cambio no se produce.
Con espíritu pedagógico, el autor expone el funcionamiento de la mente, de la conciencia y del inconsciente (al que denomina “el director general”), de manera que a medida que avanzamos en la lectura, vamos reconociendo nuestro propio modo de funcionar y ganando en confianza a fin manejarnos con mayor autonomía. 
Para más de una persona dispuesta a transformar su vida resultará alentadora la afirmación de que no es estrictamente necesario rebuscar en el pasado para lograr cambios eficaces, ni siquiera -se aventura a decir- hay que tener conciencia de lo que nos ocurre. Basta con que estemos dispuestos a hacer las cosas de otra manera, a tomar decisiones diferentes. Y luego, constancia y coraje para establecerse en la nueva conciencia.
Leí hace poco a Jorge Bucay: Decidir saltar no es saltar. Encontrar la salida no es salir. Planear no es hacer. Para modificar una realidad, tiene que aparecer nuestra acción.” Este es la propuesta final de Xavier Guix: pon manos a la obra.
Después de leer este libro, uno se siente más preparado.
Marita Osés

28 Enero 2015