5.3.18

Nuevos aires para san Valentín



Cada 14 de febrero me digo que San Valentín es una fiesta puramente comercial y la ignoro. Pero este año recibí un vídeo de youtube (https://youtu.be/W8YHtUrtKel) gracias al cual me alegré de comprobar que los tiempos están cambiando y estamos dejando atrás el romanticismo infantil que Hollywood y todas las empresas publicitarias alimentan y empezamos a entrar en otra dimensión más madura y realista del amor. El vídeo concluía:

Abre los ojos, descubre tu belleza, porque para poder amar a alguien el primer paso es amarse a sí mismo. Amantes son lo que SE aman.

Bravo por subrayar esta perspectiva aunque suene poco romántica e incluso egoísta. La persona más importante de tu vida, sin la cual no puedes hacer nada, eres tú. Eres la única que estarás presente en todo momento y circunstancia, desde el primer hasta el último día, la única que no te perderás detalle. Es imprescindible que te conozcas, te quieras, te cuides, no te abandones, no te traiciones, estés en paz con quien eres. Es decir, que hagas contigo, lo que tradicionalmente nos han explicado que se hacía con alguien a quien amas. Queriéndote a ti primero te preparas para querer bien a quien llegue a tu vida. Si no lo haces, lo que le pedirás a la persona amada es que haga el trabajo que tú no has hecho y arregle el desaguisado que has provocado precisamente por no quererte.

Cuando una relación está basada en la necesidad, lo que la sustenta es que tú cubras (en el hipotético caso de que lo consigas) mis carencias emocionales y viceversa, con lo cual nos estamos robando mutuamente la experiencia de sanar personalmente nuestras heridas. La relación de pareja puede poner parches a la autoestima, a la falta de sentido o de motivación vital, al miedo a la soledad, pero hay una parte del ser humano que sólo cada persona puede llenar. Nos corresponde a cada uno hacerlo para poder sentirnos válidos, autónomos y plenos. Mientras delegue esta labor en mi pareja, de manera consciente o no, le estoy endilgando algo que no le corresponde. Es responsabilidad de cada uno descubrirse, construir la propia imagen, reconocerse, valorarse y admirarse por lo que cada uno es sin esperar, ni mucho menos exigir, que nadie lo haga. VALIDARME es cosa mía. Me ama bien el que me ayuda a hacer mi trabajo, no el que lo hace por mí. Tengo que ser capaz de decirme “te quiero”.

Si yo misma me acepto, no gastaré energías en construir un personaje que disimule todos los agujeros que no he llenado. Liberada de la necesidad de inventar este personaje, podré conectar con mi ser auténtico sin interferencias, y por ende, con el ser auténtico de la persona a la que amo. Si además alguien me acepta como soy y me reconoce, será estupendo, pero mi relación no estará condicionada por mi necesidad de reconocimiento. Depender de la validación ajena me quita libertad.

¿Cuántas veces has dicho “te quiero”, cuando lo que querías transmitir es simplemente:

gracias

me ha gustado mucho

me gustas

qué bien estamos juntos

te necesito

te deseo,

o bien,

no te vayas

no me dejes

qué haría sin ti

me da miedo perderte

si no estás me falta algo?

Cuando digo “te quiero”, en lugar de cualquiera de estas otras frases, me confundo y confundo a mi pareja. Lo peor es la falta de honestidad con uno mismo. Por ser incapaz de expresar mis verdaderos sentimientos, me apunto al comodín del “te quiero”. Al no admitir mi dependencia, mi miedo a la soledad, o cualquier otra de mis carencias me convenzo de que “te quiero”.

Propuesta atrevida para decirle a tu pareja, en lugar del consabido “te quiero”: “No te necesito, pero decido estar contigo porque quiero”. Lo que significa: “Mi vida sigue teniendo sentido aunque tú no estuvieses en ella, pero junto a ti el disfrute, el aprendizaje, el crecimiento, la plenitud es mayor y me ilusiona compartirlo.”

Hay tiempo para considerarlo o ensayarlo hasta el próximo 14 de febrero.



Marita Osés

Febrero 2018

No hay comentarios :

Publicar un comentario